Teófilo Stevenson fue el primer campeón del Mundial de
Boxeo Aficionado, celebrado en La Habana, Cuba, y organizado por la
AIBA. En en esa misma isla del caribe, en 1952, nacía el mismo Stevenson, y
el contexto de su crecimiento y desarrollo, post Revolución Cubana,
influiría inevitablemente en su carrera deportiva.
Stevenson ingresó al mundo del boxeo desde pequeño, ya que su padre, de origen humilde, participó en algunas peleas para juntar algo de dinero. En la adolescencia aprendió a boxear y a tirar golpes, incluso fue guiado por el ex campeón mundial John Herrera en sus primeros pasos en el mundo de la pelea, pero no le fue muy bien, cosechó muchas derrotas.
Hasta
1962 el Estado cubano mantenía aún el boxeo profesional en la isla,
pero a partir de marzo de ese mismo año se decretó la supresión
del profesionalismo en todas las competiciones deportivas. Dos años
después, se funda la Escuela Cubana de Boxeo, encabezada por el
profesor alemán Kurt Rosentil y los entrenadores soviéticos Evgueni
Ogurenkov, Andrei Chervonenko y Vasili Romanov.
A
los 17 años, en 1969, Teófilo consiguió la medalla de plata en el Campeonato
Nacional Playa Girón y así captó la atención del ucraniano
Chervonenko, que lo elige para entrenarlo, y de Alcides
Segarra, otra gloria del boxeo cubano que posteriormente sería uno
de los entrenadores más destacados de la Escuela Cubana.
Entre
sus primeras participaciones competitivas de 1970 a 1971 se pueden
contar varias derrotas importantes de las cuales el mismo Stevenson
afirmaría: “En
realidad, yo nunca perdí, porque de las derrotas se sacan
experiencias, y cuando se sacan experiencias, se gana“.
Y así fue. Con la experiencia obtenida comenzó una preparación de ocho meses para los Juegos Olímpicos de Munich 1972, donde se convirtió en
el luchador más importante del boxeo aficionado mundial. Derrotó en
cuestión de segundos al veterano polaco Ludwik
Denderys. En cuartos, se destacó frente al norteamericano Duane
Bobick, uno de los boxeadores amateur más completos de su tiempo,
derribándolo tres veces en el tercer asalto. Su último combate, en
semis, fue contra el local Peter Hussing, que no pudo soportar tanto castigo. Se llevó el oro sin luchar la final ya que su
rival, el rumano Alexe, no se presentó, acusando una lesión en el brazo. El
combate finalmente se dio en Rumania, en el Torneo cinturón de Oro de 1973,
que por supuesto ganó Stevenson, noqueando en el segundo asalto.
Desde entonces, Stevenson ganó todo lo que se propuso, haciendo gala
de su técnica limpia y prolija, con el jab como arma principal y un derechazo tan rápido como letal:
Campeón en el Mundial de Boxeo de 1974, en La Habana; Oro en los
XII Juegos Centroamericanos y del Caribe del mismo año, en Santo
Domingo; Oro en los VII Juegos Panamericanos de 1975, en México; Oro en los Juegos Olímpicos de 1976 en
Montreal; campeón mundial en Belgrado, Yugoslavia, año 1978; en los
Juegos Olímpicos de 1980, celebrados en Moscú, en ese entonces la
Unión Soviética, se queda nuevamente con la medalla de oro; y por
último se consagra otra vez campeón del mundo del boxeo
aficionado en Estados Unidos, en el año 1986. Tras este logro se
retiró y pasó a ocupar el cargo de vicepresidente de la Federación
Cubana de Boxeo.
Más
de una vez, el recordado campeón cubano fue tentado por el “boxeo
capitalista” para desertar y dejar la práctica amateur, que le ofreció enormes fortunas como luchador profesional. Teófilo siempre se negó
argumentando que su lealtad estaba con Cuba, su pueblo y la
Revolución. De hecho, en los '70, el gran campeón
profesional de los pesos pesados era El Más Grande de
Todos los Tiempos: Muhammad Alí; los promotores plantearon la idea
de realizar “la pelea del siglo” entre ambos, que sería muy
parecida a la retratada en el cine entre el ícono de la cultura yanqui Rocky Balboa y el soviético Iván Drago,
o revivir un combate tan histórico y significativo como el que habían
tenido décadas atrás Joe Louis y Max Schmeling.
Teófilo
contestaría: "Prefiero
el cariño de ocho millones de cubanos y no cambiaría mi pedazo de
Cuba ni por todo el dinero que me puedan ofrecer".
Demostró tener entereza no sólo arriba del ring sino en la vida, manteniéndose siempre leal a sus ideales y a todo aquello de lo que
estaba orgulloso de representar, siendo el mejor exponente de la
Escuela Cubana. Perdió, aprendió, ganó.
Stevenson murió el 11 de junio de 2012, transformándose para muchos en el mejor
boxeador de la historia, por su grandísimo e inigualable nivel técnico.
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