lunes, 3 de marzo de 2014

El Jr: la realidad de su boca, el contraste con sus puños

Julio César Chávez Jr. volvió a la victoria y, segundos después de proclamarse vencedor en la revancha contra Brian Vera, reincidió en una vieja costumbre suya: hablar de más. El Jr no tuvo mejor reflexión que decir que “antes, los periodistas decían que le tenía miedo a Martínez; ahora, es Martínez el que me tiene miedo a mí”. El mexicano, “hijo de la leyenda”, tuvo esta desafortunada intervención ante los micrófonos.

La historia de Chávez Jr y “Maravilla” viene de larga data. En 2010, Sergio Martínez obtuvo el título mundial de los Medianos del Consejo Mundial de Boxeo al derrotar a Kelly Pavlik por puntos. En 2011, cuando el quilmeño buscaba programar su segunda defensa del cinturón, el CMB decidió quitárselo. ¿El argumento? Nombrarlo campeón “emérito” y poner en juego el título vacante entre Chávez Jr y Sebastián Zbik. ¿Motivos? Nadie puede negar el peso del apellido Chávez en el ámbito boxístico, y máxime cuando el presidente del CMB de ese entonces, José Sulaimán, era el padrino del hijo de Mr Nocaut. A partir de allí, y al hacerse del campeonato mundial el mexicano, Martínez solo deseó y exigió una cosa: tener la chance de azotar con los puños la humanidad de Jr arriba del ring y recuperar su título.

Sus demandas se plasmaron en sangre dos años más tarde, y aquella vez, Julio César fue “víctima” de una noche soñada por el argentino. "Maravilla" hizo las veces de educador entregándole un repaso “del libro grande del boxeo” desde la primera a la última página, destrozando, humillando y reduciendo a Chávez Jr a un boxeador apagado, ido y sin respuestas, pese a la mano fracturada y la rodilla con los ligamentos comprometidos. Si bien muchos pueden quedarse con la imagen del duodécimo round, sería un error gravísimo hacer la lectura de aquella demostración categórica de Martínez al ponderar únicamente “la mano” de Jr.

Entonces, ¿por qué ahora el ex campeón quiere la revancha? Simple. El argentino, suponiendo que salga airoso de la defensa ante el boricua Miguel Cotto (como es mi deseo), acariciará los 40 años, con un cuerpo que le hace saber que el retiro está muy cerca. Chávez ve con buenos ojos la posibilidad de redimirse ante tal escenario, más favorable, en el que aparentemente se cree vencedor. Pero, a mi entender, el Jr debería dar una muestra de hombría antes de pretender exigir el desquite. ¿Cuál sería la mejor forma de argumentar sus pretensiones para llevar adelante una  revancha? La pregunta tiene respuesta: Gennady Golovkin. Un examen cuya exigencia  es absoluta. Chávez Jr dijo que no tendría problemas en combatir con él, y Golovkin lo mencionó como uno de los rivales que pretende derrotar tras su victoria en febrero ante Adama. ¿Tendremos la chance de ver este combate?

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