Con un fortísimo derechazo al mentón, la Cobra Froch retuvo sus títulos mundiales AMB y FIB frente a George Groves, en el estadio Wembley de Londres ante 80 mil personas. No dejó dudas sobre el por qué es el actual bicampeón del mundo supermediano.
La pelea fue bastante pareja, pero no era favorable para Froch. Aunque sea por un escaso margen, estaba abajo en las tarjetas. Como era de esperarse, Groves comenzó la pelea con mayor soltura aprovechando su velocidad y juventud. Conectó más golpes y boxeo con inteligencia, dominando la mayor parte de la pelea. No se achicó en ningún intercambio, más allá de que en cada uno de ellos Froch lograba una diferencia favorable, ya que tiene manos más pesadas. El campeón estuvo lento y le costó varios rounds meterse en la pelea, pero, contrario a lo que hizo en la última batalla, no estuvo tan torpe a la hora de lanzar, aunque si arriesgó bastante para mantener a raya a un peligroso Groves, que tiene una izquierda muy certera y escurridiza.
Después del quinto asalto, uno de los más emocionantes del encuentro, Carl Froch ya estaba metido en la pelea y la disputa comenzó a hacerse cuesta arriba para el challenger. A lo guapo, el oriundo de Nottingham hostigó con dureza al local (que tenía al público a su favor) y cada vez le era más fácil arrinconarlo, donde podía aprovechar la fuerza de sus golpes abiertos.
Ya en el octavo, cuando Groves comenzaba a alternar la distancia para resguardo y el uno dos para lastimar, Froch lo midió con una izquierda y, para sorpresa de todos, le descargó un cross de derecha a la cara, que dio vuelta el rostro del londinense y lo desparramó contra las cuerdas. El árbitro decretó el nocaut técnico y poco le quedó al Santo y sus fieles devotos para reclamar.
Groves perdió la oportunidad de coronar su excelente carrera, pero en frente tenía al corazón de la serpiente, que con mucho veneno supo aprovechar el momento para morder y terminar la historia.
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