Se habló mucho en la semana de las antiguas
proezas de nuestros boxeadores casi legendarios que se han batido a duelo sobre
un ring. Destacados Firpo y Bonavena, el “Toro salvaje de las pampas” y el
“Ringo” por haber conseguido, por mérito propio, sin ayuda ni carreras pre
configuradas para el éxito, hacerse de un lugar, cada uno en su
época, para enfrentar al mejor libra por libra. Sin dudas este es también el
caso de Marcos “El Chino” Maidana.
Siempre se habla de la bravura del boxeador mexicano, pero ¿qué me dicen de estos tres referentes que anteriormente les mencioné?
Si me permiten dejarle la bravura a los
mexicanos, y que allí se acomoden ellos, yo me enorgullezco de la falta de
respeto de nuestros boxeadores, de haberse cada uno de ellos subido a un ring a
pelear mano a mano con titanes. De no achicarse, ni antes, ni después.
Realmente las cartas son tiradas sobre un ring, y perder es una chance cierta y
real cuando se combate contra el mejor de los mejores. Pero a ellos les importó pelear. Querían pelear. No les importaba el dinero, la fama… querían vencer al
mejor. Querían ganarle al número uno de su tiempo, en su propio juego.
A veces se puede, y a veces no. Pero jamás
nadie podrá manchar la escena de estas batallas. Cada uno de estos tres, ha
combatido de igual a igual, mano a mano, sin dudas por la gloria, la cual sin
darse cuenta, ya llevaban sobre sus espaldas.
Lo que es verdad, es que la contienda de
ayer tenía un tinte sentimental para cada uno de nosotros. Y no solo hablo en
referencia a los que conformamos este espacio de boxeo, sino respecto de todos
los argentinos.
Se nos ha tildado de indolentes, de vivir
de la esperanza a los latinos, y con justa razón. Pero ayer era diferente.
Ayer, teníamos fe porque vivimos lo que fueron los últimos combates del “Chino”.
Realmente vivimos con él cada golpe acertado y cada respuesta recibida. Maidana
nos unió allí en cada mano que tiraba y es por eso que confiábamos en que era
capaz de vencer a Mayweather.
Luego de la pelea, la ausencia de palabras.
La búsqueda de injusticias, de causas, de escenarios posibles que justifiquen
el desenlace. Pero pese a eso, jamás nos sentimos defraudados. Maidana lo dio todo. Fue al frente como un “Toro” y con la caradurez de
“Ringo”. Buscó, buscó y buscó. Consiguió un fallo mayoritario y que Mayweather jamás
se olvide de la Argentina.
Pero sobre todo consiguió que jamás
olvidemos cómo dejó nuestra bandera en lo más alto.
Sin dudas, hoy una vez más y gracias a vos, Marcos Maidana, “… los libres del mundo responden, al gran pueblo argentino
¡salud!”.
Sos un orgullo para nuestra patria. Te
agradece… Todo Boxeo.
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