domingo, 24 de agosto de 2014

La Tigresa Acuña, con el sello de su categoría


A los 37 años, Marcela Acuña tuvo otra de sus grandes noches y se impuso a la retadora al título, Edith Soledad Matthysse, con suma autoridad. Correspondida por el fallo de los jueces, fue triunfo por decisión unánime. ¿El futuro de la formoseña será unificar con las campeonas de las demás entidades?

En 10 rounds de acción, Marcela Acuña mostró gran parte de su amplio repertorio boxístico ante una retadora de características muy distintas. Matthysse llegó al pleito con un plan y actúo en consecuencia hasta el último segundo de la batalla. Salió a presionar desde la campanada inicial, en base a un achique un tanto desordenado, privilegiando los golpes rectos en razón de poner a la Tigresa contra las cuerdas, zona de confort para ella, el infighting. Para infortunio de la hermana de Lucas, Acuña en los primeros tres asaltos tuvo la lectura acertada de cómo llevar las riendas del combate: movimiento de piernas, marcando una distancia que le permitiera filtrar unos bellos golpes en cross, cuando la retadora se abalanzaba sobre ella.

En los asaltos 4 y 5, Matthysse pudo imponer el ritmo de búsqueda constante, llevándose las vueltas por la simple razón de haber sobrepasado a la campeona en cantidad de golpes. En esas vueltas, la pelea se disputó contra el ensogado, donde Acuña, si bien seguía respondiendo con certeros uppercuts y golpes en cross, estaba en posición de desventaja.

La contienda retornó al cauce natural del primer trío de rounds a partir del sexto, y así sería hasta el anteúltimo. En esos ocho minutos finales de acción, se pudo apreciar el mejor nivel de la boxeadora emblema de la actividad femenina. Sus piernas dibujaron bellas figuras, un movimiento continuo que redujo las posibilidades de Matthysse para encontrarla contra las cuerdas. La efectividad de la retadora descendió, erró muchos golpes y recibió tantos otros de una calidad sobrada. Matthysse iba, Acuña la saludaba con un 1 y 2, más cross de izquierda para hacerla pasar de largo.

La condición física de Acuña es impecable. En ningún momento se la vio cansada; al menos; no lo demostró. Administró bien su combustible y llegó al último tramo de la pelea con el tanque lleno. El asalto final quedaría para la retadora, que empujó y empujó para tratar de conseguir un KO que le diera el triunfo, pero que no llegó.

Las tarjetas concluyeron con una coherente victoria por decisión unánime: 96-94, 98-92 y 97-93. Ésta última, la que coincide con mi visión personal.

¿Qué desafíos se puede plantear Acuña, con 37 años, siendo la pionera de la actividad en su género y la más brillante boxeadora que vio nacer nuestra tierra? Por qué no la búsqueda de la unificación con otras campeonas. En la AMB, reina la argentina Yesica Marcos, con quien Acuña empató en enero de 2013. En el CMB, asoma la figura de Alicia Ashley, rival con la que se midió en tres oportunidades -dos derrotas, 2002 y 2003, y victoria en 2009, cuando Acuña defendió el título que hoy posee Ashley-. La estadounidense naturalizada jamaiquina peleará el 6/9 contra Jackie Nava, otra púgil a la que la formoseña le ganó justo antes de la mencionada defensa de 2009 ante la actual monarca. Por último, en la FIB, es la dominicana Katy Wilson Castillo quien gobierna.

Si se tiene en cuenta que, en el Consejo Mundial de Boxeo, Acuña está ranqueada tercera -segunda está Marcos-, quizás tenga su chance ante la ganadora del choque Ashley vs Nava. Sino, la revancha ante su compatriota campeona de la AMB también prometería ser un buen espectáculo. Un duelo en el marco de la FIB parece complicado, dado que la Tigresa ni siquiera está en el ranking.


Por lo pronto, van mis felicitaciones para Acuña. ¡Salud, Campeona!

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