Wilfredo Gómez contempla a su verdugo desde la lona. |
Recordamos un impactante duelo entre 2 de los luchadores más destacados de latinoamérica, por título mundial en el Caesar Palace. Una paliza histórica que por suerte podemos compartir con ustedes en video, al final del artículo.
Wilfredo Gómez es uno de los mejores boxeadores de Puerto Rico, junto con Félix Trinidad, Wilfred Benítez y me animo a incluir en el selecto a grupo a Miguel Cotto, siendo así 4 los boricuas más importantes de este deporte.
Para el año 1977 ya se había coronado como campeón Supergallo por el Consejo Mundial de Boxeo destronando al coreano Dong Kiung Yum. Defendió con éxito la corona 17 veces consecutivas todas por KO marcando un récord para todas las categorías.
Para agrandar aún más su gloria y nombre, el 21 de agosto de 1981 decide subir de peso para retar al joven monarca de los Pluma CMB, nada menos que a Salvador Sánchez, de los boxeadores más finos que México ofrendó al boxeo, y encima pegaba duro. El mexicano había obtenido el título en 1980, noqueando al norteamericano Danny "El Coloradito" López. Defendió el título con éxito en 10 ocasiones, incluso le dio revancha a López y lo noqueó nuevamente.
La batalla se consumó en el Caesar Palace de Las Vegas, Nevada. El favorito en las apuestas era obviamente el boricua, que venía de una racha de victorias aplastantes.
El primer asalto encontró a los 2 cruzando golpes para medirse, Gómez no pudo conectar ninguna piña, pero Sánchez pisó el acelerador y embocó buenos golpes largos hasta que en un cruce, de espalda a las cuerdas, derriba con un uppercut de izquierda al retador: puro shock al comienzo.
Gómez sólo tenía aire para huir, sin respuestas, en marcha atrás y anteponiendo los brazos para defenderse, la campana solamente pudo salvarlo cuando Sánchez se le venía encima.
En el segundo asalto Gómez ya estaba recuperado y salió a buscar el combate, conectó sus primeros golpes y logró arrinconar al mexicano, que sin sobre saltos controló la situación pero no pudo evitar que el puertorriqueño se llevase el round.
Hasta el quinto asalto se repartieron los bombazos, Gómez se dispuso a tomar la iniciativa y mejoró notablemente, consiguiendo los mejores golpes, pero el mexicano no se quedaba atrás y atacaba bien fuerte en cuanto encontraba el espacio. Con la potencia de su lado se podía apreciar que las manos de Sánchez dolían mucho más y la evidencia era el rostro del boricua.
Recién en la sexta vuelta se hicieron más comunes los agarres ya que el esfuerzo de mantener el ritmo intenso de la pelea empezaba a hacer mella en la resistencia de ambos, que aprovechaban cada segundo para recuperar aire y volver a tirar.
El séptimo asalto encontró a Salvador recuperado y movedizo, y a Wilfredo con la cara totalmente hinchada y poca visibilidad, aún así el retador se llevó el round presionando al campeón pluma por los frentes y sin darle respiro, en un esfuerzo heroico que le permitió realizar una combinación al rostro que sacudió al mexicano, pero no logró derribarlo.
El octavo y último episodio fue el más intenso y fugaz: Gómez salió como siempre, rejuvenecido por su propio orgullo, a atacar de frente para noquear, y Sánchez, que había mostrado cierta pasividad en los últimos asaltos optó por soltar sus manos más fuertes y responder con firmeza el avance del retador. Así lo pudo acorralar en una esquina y lo castigó hasta desarmar la guardia del boricua, que cayó sobre su costado izquierdo, contra las cuerdas. El árbitro empezó la cuenta pero las pésimas condiciones en las que se encontraba Wilfredo, con la cara completamente hinchada y la visión extremadamente reducida lo inclinaron a frenar el combate y decretar el nocaut técnico.
Luego de este combate Wilfredo Gómez volvió a cambiar de peso y consiguió finalmente ser tres veces campeón mundial. Por otro lado, lamentablemente, Sal Sánchez muere un año después de tan apasionante defensa, en agosto de 1982, con sólo 23 años, en un accidente automovilístico. Wilfredo Gómez acudió a su funeral en Ciudad de México y le obsequió unas flores. Le esperaban al joven campeón grandes peleas como la revancha con Wilfredo Gómez y una prometedora contienda con el nicaragüense Alexis Argüello.
Esta batalla será siempre recordada como la mejor paliza que un azteca le dio a un puertorriqueño.
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