En vistas del espectacular choque que se avecina este próximo día
sábado en la Ciudad
de Nueva York, propongo un repaso por los últimos combates de Miguel Cotto,
puertorriqueño, campeón en 3 categorías distintas, analizando sus puntos
fuertes y debilidades.
Comienzo por la revancha contra Antonio Margarito. Miguel Cotto se
entregó de manera completa al planteo de la pelea. Su estrategia fue tan simple
como efectiva. Se dedicó a girar en el sentido de las agujas del reloj de forma
permanente. El mexicano perseguía, obstinado, ese oponente que pocas veces
ofrecía un blanco fijo. Margarito, limitado a ir hacia delante y lanzar golpes
con poca claridad, lidió con el boricua en una noche iluminada: cada vez que
iba hacia delante, se encontraba con las tremendas combinaciones del
puertorriqueño. Las descargas de Cotto fueron clarísimas. El cross de izquierda
fue determinante. La facilidad con la que saca ese golpe es de temer. Fue con
estas ejecuciones, que terminó transformando el ojo derecho de Margarito en una
compota.
Cotto ganó la pelea cuando el médico determinó que el mexicano ya nada
tenía que hacer sobre el cuadrilátero. El castigo había sido constante, duro y
desparejo con respecto a las incursiones de su rival. ¿Qué puntos negativos
encuentro en la actuación de Miguel? Poco para objetar. El rival era más alto,
lento y determinado a empujar, cualquiera fuese el contexto de la pelea. Cotto
bailó a su alrededor, trabajó a placer con su gancho izquierdo y dejó en claro las
diferencias de calidad. Con un oponente tosco, sacó provecho de su mayor
velocidad y efectividad para entregarle al rostro del mexicano, una cantidad
absurda de golpes certeros.
En 2012, llegaría el choque con Mayweather. El mejor libra por libra
suponía, obviamente, el mayor reto en la carrera del boricua. Por supuesto, las
características de Floyd, ágil, rápido, contragolpeador nato, requerían un
cambio de 180 grados en la estratagema del boricua. El papel de Cotto fue
digno, es cierto, pero Mayweather ganó 10 de los 12 rounds con muchísima
claridad. Miguel Cotto planteó un interesante ardid para combatir contra Money.
Intentó, algunas veces con éxito, arrimarse al invicto yanqui con la guardia en
alto, lentamente. La idea era estar cabeza con cabeza, pelear en la corta,
quemar el cuerpo. Incluso, por momentos, resultó para él exitoso el amarre al
borde del pedido de “break”, que permitía tener a Mayweather a escasos
centímetros para disminuir el margen de error en el envío de sus puños. Este
interesante movimiento fue fructífero, sí, pero lo aplicó en pocas
oportunidades. Por espaciados momentos optó en pelear en la media distancia,
espacio por el cual Mayweather mandaba aún con mayores argumentos. Su golpe más
eficiente fue el recto izquierdo. Con él se dio el lujo de hacer sangrar el
orificio nasal derecho de Mayweather. El temerario gancho izquierdo pasó
inadvertido. Lo peor, la facilidad con la que entraron los uppercuts de Floyd,
golpe con el que se divirtió en casi todos los rounds. Fue una derrota
previsible, sin pasar papelones, pero a su vez, sin inquietar en ningún momento
la supremacía del mejor púgil de la última década.
De un Cotto que coqueteó con la perfección contra Margarito, a uno que
realizó un digno papel contra Mayweather, pasó a su actuación más deslucida. El
rival, Austin Trout, le ganó merecidamente. Algunas similitudes a Martínez,
zurdo, contragolpeador y más alto que el puertorriqueño. El boricua dio una
pobre actuación. Por momentos pareció desconcertado sobre que hacer. No porque
su rival fuera imposible de leer, sino quizás por inseguridades propias.
Nuevamente el gancho izquierdo, que tantos réditos le dio en su carrera, brilló
por su ausencia. Por momentos hasta cedió la iniciativa a un Trout que
acostumbra a pelar a de contra. Aún en ese terreno se vio superado. No fue una
faena histórica la del yanqui. Trout hizo lo justo y necesario para superar a
su oponente. Lanzó más golpes, tuvo más decisión para ir a buscar el triunfo.
Una tan pobre imagen, hizo replantear a Cotto sobre su carrera.
Decidió acudir a Freddie Roach, entrenador de, entre otros, Manny Pacquio, para
reencaminar su futuro.
Delvin Rodriguez fue el nuevo desafío. Un boxeador con escasa
movilidad y poco poder de fuego. El escenario ideal para la recuperación del ex
campeón. Cotto aprovechó la oportunidad de volver a subirse al tren de la
victoria. Su gancho izquierdo volvió a funcionar. Incisivo, veloz, determinante
para socavar a su rival. Con ese mismo golpe envió para siempre a la lona a
Rodríguez. Lo más destacado, de todas formas, fue la recuperación de la
convicción de ir al ataque. Se lo vio decidido, convencido de la victoria desde
el segundo inicial del primer round.
Concluyendo, el boricua posee un golpe mortífero, el gancho de
izquierda. Lo mejor de él se ve cuando, en la corta, producto de su velocidad y
potencia, puede combinar ganchos con ambas manos. Tiene debilidad por la zona
hepática. Su gancho suele orientarse a esa zona. En defensa suele salir siempre
hacia su izquierda. Creo que la clave de la pelea, de todas formas, estará en
como están las articulaciones del argentino. En la media distancia, ante
rivales con buena velocidad como Mayweather y Trout, falló varios golpes y se
vio superado.
Será un digno rival para Martínez, de quien espero, como mencionaba,
esté en la mejor condición física para brindar un buen espectáculo, ante un
Miguel Cotto que no quiere dejar pasar la posibilidad de ser el primer
puertorriqueño en conseguir al menos un título en 4 categorías distintas.
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