sábado, 22 de febrero de 2014

En busca de la redención



La noche del sábado 15 de septiembre de 2012 no fue una más para Julio César Chávez Jr. Aquella vez, en el Thomas & Mack Center de Las Vegas, perdió el invicto profesional ante Sergio Martínez. También, perdió el título mundial de peso mediano del Consejo Mundial de Boxeo. Pero el efecto que tuvo la derrota en el oriundo de Culiacán fue aún más profundo y dejó una marca difícil de borrar. La caída ante Maravilla resultó estrepitosa, el triunfo del argentino fue verdaderamente inobjetable y Chávez, que hasta entonces hacía todos los méritos para no vivir a la sombra de su padre, tuvo que regresar al humilde lugar de un boxeador que tiene muchos aspectos para corregir dentro del ring.

Lo que pasaría a continuación no serviría sino para acentuar el socavón de su carrera. En febrero del año pasado, fue sancionado por dóping -positivo de marihuana-, su segundo caso tras aquel diurético que le detectaron en la orina en 2009, tras triunfar ante Troy Rowland. Nueve meses de inactividad y cien mil dólares de multa (rebajados de los 900 mil iniciales por gestión de sus abogados) constituyeron la sanción que recibió el mexicano. En unos pocos meses, perdió el cinturón, el invicto y sus problemas traspasaron las sogas del cuadrilátero. Situación enfatizada todavía más para un peleador cuyo apellido tiene peso en la historia del boxeo azteca y mundial.
Pasó más de un año hasta que el hijo de Mr Nocaut volvió a combatir. Brian Vera fue el rival elegido para enfrentar en un regreso que sorprendió a muchos. Poco se pudo ver del antiguo Chávez. Más que medido a la hora de lanzar golpes, cuidadoso al extremo, con mucho recorrido del ring. Aquella agresividad e intensidad que demostró en los enfrentamientos ante Sebastian Zbik y Peter Manfredo Jr -conquista del título y primera defensa- parecían haber desaparecido. No hubo arremetidas salvajes ni lluvias de golpes sino combinaciones planeadas y cortas. Esto explica que la iniciativa la haya tomado Vera: lo buscó, persiguió, apuntó al rostro, indagó la zona hepática. Si no fuera por el alto porcentaje de golpes fallidos que tuvo el estadounidense, el resultado hubiese sido otro. Y, aún así, el fallo unánime de los jueces en favor del mexicano resultó polémico.
El próximo sábado, Chávez tendrá la oportunidad de reivindicarse, despejar las dudas y derribar las críticas a su estado físico. Enfrente estará nuevamente Vera, un rival de similar porte físico, menor movilidad, con un jab izquierdo (golpe predilecto) que puede causar daño, pero cuyo talón de Aquiles está muy marcado: la guardia descuida el rostro. Al azteca le alcanzará con mostrar destellos de aquel peleador lanzado, aguerrido y potente que alzó la corona de los medianos del CMB para imponerse y continuar por la senda del triunfo, esa que lo devolverá a los primeros planos del boxeo mundial.


Matías Ciancio
@matiashciancio

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